Gran repudio y alerta ha generado el caso, aún sin explicación, del bebé de tres meses que se encontró sin vida en uno de los botes de basura del penal de San Miguel, en la ciudad de Puebla. Asociaciones civiles exigen justicia y una explicación a lo ocurrido. 

El pasado 11 de enero, uno de los internos del penal dio aviso a las autoridades sobre lo que había encontrado en los botes de basura: un bebé sin vida. 

Al lugar llegaron peritos y agentes investigadores de la unidad de homicidios para levantar las evidencias del hecho, pues la cobija donde venía envuelto el menor tenía sangre. Primero de especuló que el niño murió por una operación que le habían practicado, pero tras la necropsia se pudo constatar que tenía tres meses de nacido y Asfixia mecánica por sofocación fue la causa de su muerte. 

¿Cómo ingresó el bebé a un penal que tiene prohibido el acceso a niños? Lo que se presume es que el bebé ingresó durante una visita familiar el viernes 7, sin embargo, el martes se encontró el cuerpo.  

Lo que se conoce hasta el momento es que las autoridades locales realizan la investigación para conocer cómo ingresó el bebé, por qué nadie se dio cuenta que estaba dentro del penal, quién lo mató, y qué es lo que está pasando en esta prisión. 

Una de las observaciones en este caso es que el cuerpo solo pudo llegar a uno de los contenedores por medio de un interno que debió haberlo cargado hacia los dormitorios, que es donde se ubican los llamados “talacheros”, es decir, reclusos que ayudan a los custodios para sacar la basura hacia los contenedores. 

Casualmente en este caso las cámaras que hay en las instalaciones del penal no lograron captar absolutamente nada. 

Este Cereso tiene una capacidad máxima para 2 mil 100 internos, actualmente tiene una sobrepoblación de 40 por ciento, con más de 3 mil reclusos masculinos y al menos 350 mujeres, y además enfrenta una serie de señalamientos por su déficit de seguridad y control.