imagen: @UNAM_MX

Ataques de pánico en hasta 3.6 por ciento de los mexicanos

Se presenta sudoración, agitación y falta de aire

Lesliee Medina

11/09/2023 - 12:31 HS

La amenaza quizá no es real, la sensación sí, con ese llamado, la Universidad Nacional Autónoma de México informó que el ataque de pánico o crisis de angustia tiene una prevalencia en la población mexicana del uno y hasta 3.6 por ciento; no obstante, cuando se habla de quienes en alguna ocasión lo han experimentado, la cifra aumenta a 23 por ciento.


De acuerdo a la UNAM, en un ataque de pánico, además de la percepción imprevista de miedo, sudoración en las manos, agitación y falta de aire, hay dos características inequívocas: sensación de muerte y su aparición súbita.


Así lo explicó la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, Angélica Juárez Loya, quien aseguró que el llamado trastorno de pánico y las alteraciones de ansiedad, pueden tener presencia en la población de ocho y hasta 29 por ciento. Empero, al hablar de la ansiedad generalizada durante la pandemia, este índice llegó a 32 por ciento, acotó.


Con base en lo informado por la UNAM, eso se define por la aparición súbita intensa de un malestar que va a alcanzar, en poco tiempo, intensidad robusta, algo que activa la sensación de alarma en el organismo, con urgencia mental, ideas que presionan sobre las percepciones físicas, que primordialmente son experimentadas como un “peligro” para la vida.


Al dictar la conferencia “¿Qué son los ataques de pánico?” en el auditorio “Dr. Florente López Rodríguez”, de la Facultad de Psicología, Juárez Loya indicó que para que se considere un trastorno de pánico debe tener cuatro o más de los siguientes síntomas:


“Sensación de que los latidos del corazón se incrementan de manera importante y súbita, (taquicardia), esto se asocia con la idea de que estoy en peligro, que puedo fallecer por un ataque cardíaco; sudoración en las manos y/o sudor frío; malestar general en el pecho; sensación de ahogo, como una especie de asfixia; percepción de desesperación o pérdida de control; náusea; mareo, entre otros”.


Para confirmar el diagnóstico, precisó, se observa que la persona experimenta crisis frecuentes en un lapso aproximado de seis meses. “Tiene además preocupación porque le vuelva a ocurrir, y experimenta conductas evitativas; incluso cuando acude al médico general y no se le atribuyen las crisis a alguna enfermedad diagnosticable o a un daño físico, es un indicador de que ya experimentamos un trastorno”, subrayó

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