Alfredo González Castro
13/11/2023 - 10:00 HS
La imposición de Clara Brugada, como candidata de Morena en la CDMX, marcará un antes y un después en la relación de Claudia Sheinbaum con el ala pura y dura del partido guinda.
Esto no es una especulación. Es el discurso que empezaron a construir algunos sectores del morenismo que trabajaron, junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador, para frenar la nominación de Omar García Harfuch.
Y derivado de eso, la candidata presidencial quedó debilitada. No porque lo ocurrido en el proceso interno tenga un efecto inmediato entre la ciudadanía, sino porque pusieron en duda su capacidad y el margen de maniobra para designar candidatos a otros cargos de elección popular, como alcaldes, diputados locales y federales o senadores.
En la comentocracia nacional quedó la percepción de que ella no manda ni mandará en Morena y que podra tomar represalias contra quienes le jugaron chueco.
Pero más allá de eso, quienes se movilizaron para impedir la llegada de Harfuch, dicen que con esta decisión le hacen saber a Claudia que los principios y las bases del partido están por encima de cualquier preferencia o popularidad y siempre pondrán por delante a quienes tengan un ADN morenista.
Lo evidente es que la soberbia le está ganando a ese bloque, porque si a los números nos remitimos, el escenario de la contienda en la capital es más complicado con Brugada.
Harfuch no sólo le sacó 15 puntos de ventaja a Clara, sino que otras encuestas dejaba muy lejos al más avanzado de la oposición, el panista Santiago Taboada.
Antes del sábado, se anticipa una contienda más holgada para Morena, con Omar como candidato; incluso, se proyectaba un triunfo arrollador.
A partir de este fin de semana las cosas cambiaron radicalmente para los del partido guinda, porque llegarán fracturados a las campaña por el gobierno de la CDMX y porque impondrán otros criterios en la elección de candidatos a las 16 alcaldías y las diputaciones locales.
Con Harfuch, como su abanderado, proyectan recuperar algunas de las nueve alcaldías que están en manos de la oposición y una mayoría calificada en el Congreso de la ciudad.
Todo eso cambió, porque la operación política del partido pasará a manos de los afines a Brugada, a quienes por cierto se les atribuyó el vacío en el Estadio Azul, hace unos días en un evento de Sheinbaum.
Lo que se prevé ahora es que, si bien le va a Morena, retendrá las alcaldías que tiene, así como los mismos números en el Congreso local o un poco más bajo, pero lo más preocupante es que no tienen el triunfo seguro en la jefatura de gobierno.
No es un problema de percepciones lo que hay entre Claudia, AMLO y Morena. El agravio es mayor: los duros del partido le quisieron dar un escarmiento y le hicieron saber que el bastón de mando sólo vale cuando las decisiones les favorecen, sin importar poner en riesgo una elección como ocurre hoy en día con el corazón de la República.
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DONDE TAMBIÉN HUBO definiciones fue en la casa de enfrente. El Partido Acción Nacional anunció que Santiago Taboada será su candidato al gobierno de la CDMX.
De una o de otra forma, se sabía que el sector dominante del panismo siempre estuvo con esa idea. Lo trascendente del anuncio fue la declinación de Lía Limón y el apoyo que dieron a esa decisión Margarita Zavala y Kenia López.
El PRI, sin embargo, dejó ver una fisura en la alianza Va por la CDMX, porque emitió un comunicado en el que aclara que todavía no hay candidato y que eso se sabrá hasta el 3 de enero del próximo año.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La libertad muere en el momento en que la imposición se convierte en norma”.
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