El presidente Andrés Manuel López Obrador, muy a su estilo, informará a los mexicanos sobre cuál es el estado que guarda la Nación después de cuatro años de su gobierno, pero también arranca formalmente el cierre de su régimen.

Está contento el primer mandatario por sus logros, me dice una fuente de Palacio Nacional.

Y en eso centrará su mensaje del jueves 1 de septiembre: cobertura de programas sociales, la austeridad franciscana, obras emblemáticas, el manejo de la pandemia y la economía, así como los avances democráticos y la paz social.

Presentará sus datos para sustentar las cuentas alegres, aunque también, de refilón, hablará de los pendientes.

Y para nadie es un secreto que, pese a los avances, la inseguridad y el combate al crimen organizado son, sin duda, sus talones de Aquiles.

La impunidad con la que operan las bandas del narcotráfico y organizaciones criminales de toda naturaleza no han permitido a la 4T entregar buenas cuentas.

Y qué decir de los resultados en materia de salud. El saldo es devastador.

México es uno de los peores países en el manejo de la pandemia y, en su afán por terminar con la corrupción, generó un desabasto de medicamentos del que no se ha repuesto el sector público de salud.

La desaparición del Seguro Popular y la creación del INSABI pasarán a la historia como uno de los grandes errores de AMLO.

Cientos de miles de mexicanos están en el desamparo total en materia de salud y el presidente lo sabe, por lo que parte de los esfuerzos de los últimos dos años de su gobierno estarán focalizados en atender esto.

La meta para este año es que la mitad de los estados federalicen los servicios de salud, a través del IMSS Bienestar, en donde la gente que no tenga seguro social reciba atención médica y medicamentos gratuitos, además de basificar y meter en nómina a todo el personal del sector de salud.

Busca el jefe del Ejecutivo que al final de su gestión todos los estados de la República estén incorporados, aunque hay algunos gobernadores panistas, como el de Aguascalientes, que han mostrado resistencia.

Por otro lado, AMLO centrará también sus esfuerzos en lograr una cobertura total de internet gratuito en todo el territorio nacional.

Quiere que la alcaldía más recóndita tenga conectividad al menos en su palacio municipal, para que la gente pueda acceder a la tecnología y la información de primera mano, pero sobre todo en donde pueda instalarse un cajero del Banco del Bienestar para entregar apoyos de programas sociales.

Buscan acabar con el reparto de dinero en efectivo, para evitar desvíos o malas prácticas, y asegurar que quien aparece en los padrones reciba los recursos mediante una tarjeta de débito. Y que todo mundo sepa que el dinero se lo mandó el presidente.

Otro de los pendientes está relacionado con el tratamiento de aguas y mantenimiento de presas, así como con falta de recursos para los distritos de riego, por lo que se espera un anuncio importante, como un incremento presupuestal considerable.

Donde tampoco hay avances a cuatro años de gobierno es en la promesa de descentralizar la administración pública federal.

Prácticamente ha sido nulo el cambio de sede de las secretarías de Estado. Ya pasaron cuatro años de gobierno y todos los secretarios siguen despachando en la CDMX. Y, por lo que se ve, será esto un trámite sin cumplir en la 4T.

Como sea, López Obrador está contento y nos dirá que ha cumplido con todas sus promesas.

Por lo menos eso nos quiere hacer saber con la spotiza que se difunde de manera profusa en los distintos medios de comunicación. Cuentas alegres y poca autocrítica hasta el momento.

Vamos a ver qué nos tiene preparado para el espectáculo del próximo jueves. Aunque podemos adelantar que no habrá anuncios espectaculares.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Entre cuentas y cuentos, a las cuentas me atengo.”