Alfredo González Castro
08/02/2023 - 11:00 HS
En serios aprietos metió Layda Sansores al gobierno federal, particularmente al presidente Andrés Manuel López Obrador, con su obsesión por golpear, con actos de espionaje y acusaciones sin sustento, a la oposición.
Desde Palacio Nacional le pidieron en su momento que midiera riesgos y las implicaciones que podría tener usar actos ilegales, como el espionaje, para cobrar facturas políticas.
Nunca hizo caso y se fue de bruces. Utilizó toda la estructura de su gobierno, incluidas áreas de inteligencia, para intentar evidenciar malos manejos de su antecesor, Alejandro Alito Moreno, y poner en entredicho la reputación y prestigio de algunas diputadas del PRI.
Hoy todo se está revirtiendo. En días recientes se difundió información y videos que la implican a ella y a algunos de sus colaboradores con actos de espionaje, robo de información y recibiendo dinero en efectivo.
Esto puso en alerta a la 4T y, aunque públicamente dijo el presidente desconocer el contenido de los videos, la trató de deslindar.
“No conozco el video, pero habría que verlo. Hay mucho interés de querer, de buscar igualarnos. Es echar porquería al ventilador, es decir: ‘Todos son iguales —eso ya lo hemos padecido— todos son iguales’, y más cuando hay escándalos de corrupción en el bloque conservador.”
Más tarde, una fuente de la Presidencia me comentó que el primer mandatario pidió al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, intervenir e investigar el origen del golpeteo.
La instrucción (por la relación de amistad y personal que existe entre Sansores y AMLO) es no dejarla morir sola, a pesar de que, desde hace algún tiempo, le habían pedido que dejara de actuar de manera tan burda.
Tan nunca hizo caso que algunos miembros distinguidos de Morena no están dispuestos a meter las manos al fuego por ella.
Mario Delgado, por ejemplo, se refirió al video que muestra funcionarios campechanos recibiendo dinero en efectivo y declaró que no son tapadera de nadie, por lo que Layda y sus empleados deben ser investigados.
En esas estaba el líder morenista, cuando nos enteramos que la alcaldesa de Álvaro Obregón en la CDMX, Lía Limón, presentó una denuncia contra Sansores por diversas irregularidades administrativas que implican un daño patrimonial de casi 120 millones de pesos.
El dinero en cuestión iba a ser destinado a programas sociales para los más necesitados durante la pandemia, pero nunca se entregó durante la gestión de la morenista como alcaldesa también de esa demarcación.
Y por si todo esto fuera cosa menor, las diputadas del PRI que denunciaron a la campechana por violencia política y violencia de género acudirán nuevamente a la Fiscalía para dar un seguimiento puntual a las querellas.
Con todo eso y el fuego amigo, tendrá que lidiar Adán Augusto para impedir la caída de la gobernadora de Campeche, quien, en lugar de ponerse a gobernar en favor de sus coterráneos, se aferra a la confrontación.
Mantiene un pleito abierto con la oposición, con los medios de comunicación y hasta con los de casa, situación que en algún momento será insostenible para ella y su protector.
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DEJAN SOLO A GUADIANA. Coahuila es otro estado en el que los militantes de Morena siguen hechos bola. Andan extraviados y sin claridad sobre el proyecto político que deben impulsar rumbo a los comicios de este año.
Lucen vacíos los eventos de su abanderado, Armando Guadiana. Pocos liderazgos locales lo acompañan a mítines y reuniones, lo que hace pensar que la cúpula del partido guinda está más ocupada en salvar la alianza con el PT-Verde, cuya candidatura encabeza Ricardo Mejía, que en ganar la elección.
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