La ruta de AMLO y Morena para llegar al 2024

La preocupación de López Obrador va más allá de designar a su candidato o candidata y ganar la elección; quieren la mayoría en el Congreso para dar continuidad a su herencia política

Alfredo González Castro

03/05/2023 - 0:00 HS

Trazada está la ruta para la elección de la candidata o candidato presidencial de Morena, cuyo nombre se conocerá en noviembre. Aunque antes veremos una lucha encarnizada entre las denominadas corcholatas presidenciales.

Esa disputa, prevén en el partido guinda, se intensificará el 5 de junio, un día después de las elecciones en el Edomex y Coahuila.

Hasta hoy se desconocen las reglas y condiciones del proceso interno. Sólo hay fechas tentativas para la realización de diversas encuestas que servirán, unas como filtro y las otras para elegir al o la finalista.

La dirigencia que encabeza Mario Delgado tiene previsto realizar el primer ejercicio entre junio y agosto, en cuyo proceso podrán inscribirse las corcholatas y cualquier hijo de vecino que aspire a ser el abanderado de Morena.

Se trata de una primera encuesta abierta cuyos resultados, con los nombres de los finalistas, se darán a conocer en agosto.

Entre septiembre y octubre realizarán la encuesta definitiva y aunque todavía no se sabe quiénes o cuántas personas serán incluídas, a principios de noviembre se sabrá el nombre del o la finalista.

Antes de esa fecha nadie está obligado a renunciar en el gabinete presidencial. Si alguien lo hace, como pidió el canciller Marcelo Ebrard, será por su cuenta y riesgo.

La instrucción de Palacio Nacional a los aspirantes más visibles (Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, el propio Ebrard y otros, como Ricardo Monreal) es levantar la mano, moverse y buscar apoyos, pero sin destinar recursos públicos a sus campañas.

Eso sin embargo está muy alejado de la realidad, porque todavía no dan el banderazo de salida y varios de ellos están hasta en la sopa.

Barbas de la CDMX y varios estados fueron tapizadas con leyendas de apoyo de unos y otros.

Esto, dicen en el círculo guinda, es solo una pincelada de lo que se espera en la guerra interna.

Por ejemplo, la rebelión en contra de Ricardo Monreal, el pasado fin de semana en el Senado, encabezada por César Cravioto, confirmó que hay una disputa entre Sheinbaum y el zacatecano.

Los apoyadores de la jefa de Gobierno hacen todo para debilitar a su coordinador en la cámara alta y evitar que pueda convertirse en un obstáculo.

Y en esto López Obrador juega también un papel fundamental. Después de casi dos años, el pasado viernes recibió en Palacio a Monreal y a un grupo de legisladores.

Fueron a recibir línea sobre las reformas pendientes, pero también por una especie de palmadita de cara al proceso interno.

AMLO sabe que necesita cohesión en su partido, no sólo para elegir al candidato o candidata presidencial, sino para garantizar la mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado.

Y el primer dilema que deben resolver es precisamente la candidatura, porque según todos los sondeos recientes Morena lleva ventaja en la elección presidencial. Pero el punto ya no es ganar únicamente la silla del águila sino tener los votos suficientes en el Congreso para empujar las iniciativas y proyectos que dejará. 

Tiene que tratar a todos con pincitas porque de una forma le serán útiles para otras cosas, razón por la que está dejando que todos jueguen, incluído Monreal.

Lo que todavía no visualiza el mandatario es de qué tamaño será la pelea campal que se avecina entre sus corcholatas.

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Arropados por líderes y legisladores de la Alianza Va por México, los panistas Marko Cortés, Jorge Romero y Santiago Taboada darán a conocer hoy el lanzamiento de una campaña en defensa de la democracia. Con esto buscan denunciar a las autoridades de la CDMX por el acoso que están sufriendo varios de ellos, particularmente en la alcaldía Benito Juárez.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Huye siempre de mezclarte en disputas; pero una vez metido en ellas, obra de manera que tu contrario huya de ti.“

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