Como el PRD lo hizo con las derrotas, el Partido Verde ha hecho de las alianzas uno de los negocios más rentables de la política y esta semana dio una muestra de eso al lanzar al senador Manuel Velasco como su candidato presidencial.

Saben lo verdes que bajo ninguna circunstancia podrían ganar las elecciones de 2024. Y también saben cómo amagar o chantajear al más avanzado de la clase, en este caso a Morena, el partido que lleva todas las de ganar en las presidenciales.

Y es que el anuncio de postular a su propio candidato no es otra cosa más que seguir en la ruta de elevar el costo de la negociación. 

Incluso, en el proceso electoral de Coahuila, con un candidato propio, los verdes mostraron de lo que son capaces, pero los morenistas no se tragan el cuento. Ven la plaza muy complicada, así que a otro perro con otro hueso.

Lo cierto también es que en el caso de la elección presidencial saben los morenos que el Verde no puedo solo. 

Si en el 2018 y en 2021 lograron mantener su registro y ampliar el porcentaje de su votación fue gracias a la alianza con Morena y, sobre todo con López Obrador.

Lo que ven entonces, es que los representantes del partido del tucán no han cambiado su forma de negociar y si oponen resistencia lo más seguro es que se queden solos. 

Algo que también tienen claro es que el verde necesita más a Morena que los morenistas a ellos. De eso no hay duda y pronto, piensan, los veremos haciendo campaña con la corcholata presidencial de los guindas.

En lo que deberían de ocuparse, dicen desde la Presidencia, es en cerrar filas a su interiores, porque están totalmente divididos. 

Un bloque está con el senador Manuel Velasco quien en solitario se presentó como candidato, con la mera intención de amagar.

Otro grupo, encabezado por el diputado Javier López Casarín empuja la nominación del canciller Marcelo Ebrard que no es de su partido.

Y uno más, con el diputado local Jesús Sesma al frente, trabaja para la eventual candidatura de Claudia Sheinbaum.

Eso es a nivel federal, pero por lo que hace a las gubernaturas, la mira de los verdes está puesta en Chiapas, en donde quieren mandar a Luis Armando Melgar. 

Caso muy parecido a la elección federal, porque Morena tiene en el director del IMSS, Zoé Robledo, a una carta fuerte.

De todo esto ya tiene un puntual seguimiento el líder de Morena, Mario Delgado, quien pronto dará a conocer la postura oficial sobre las alianzas electorales y el mensaje es que no aceptarán chantajes ni presiones. 

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Si alguien ya perdió el juicio ese es el senador Alejandro Armenta quien, ante la incapacidad de convertirse en un buen líder y en un político de alta escuela, está hecho en un porro legislativo tratando con ansiedad de hacer méritos para convertirse en candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.

Así es como ven en el partido guinda al hoy presidente del Senado, tras los deslices recientes. Primero al querer dar albazo con una iniciativa para desaparecer el INAI y ahora con sus acusaciones contra la presidenta de la Corte, Norma Piña.

Eso ha provocado que pase de ser un honorable senador a matraquero de AMLO. 

Según me dicen en el Senado, nadie le pide que haga tal o cual cosa. De manera oficiosa se monta en los temas del ciudadano presidente buscando congraciarse con él, pero desde Palacio Nacional dicen que cada vez está más lejos de esa posibilidad, cosa que se verá pronto, después de la designación del candidato o candidata presidencial. 

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”