El enojo presidencial

Poderosas razones existen detrás del estate quieto que propinó AMLO al senador Ricardo Monreal y el canciller Marcelo Ebrard

Alfredo González

30/11/-0001 - 0:00 HS

Antes de irse a “guardar”, tras dar positivo por segunda vez a Covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó de qué lado está su corazón en el juego de la sucesión presidencial y puso un estate quieto a dos de los principales contendientes: Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.


En un solo acto –la mañanera- y con pocos minutos de diferencia, el jefe del Ejecutivo los bajó de su nube.


Al canciller le restó autoridad públicamente, al contravenir una orden para no acudir a la toma de posesión de Daniel Ortega, en Nicaragua, y demostró que quien quita y pone embajadores es él, y nadie más.


En el caso del coordinador de Morena en el Senado, lo desautorizó públicamente por sus declaraciones en medios adversarios a la 4T que, según dijo, solo buscan confrontarlos.


Pero lo que hay en el fondo es, sin duda, una definición clara del primer mandatario de cara al relevo presidencial del 2024.


Al menos esa es una de las lecturas de algunos funcionarios en Palacio Nacional, quienes observan que cada vez es más claro que Claudia Sheinbaum es la elegida, pero no ven que Ebrard o Monreal se bajen tan fácilmente de la contienda.


Eso sí, pocas veces como el lunes pasado, habían escuchado al presidente referirse a alguien tan cercano como lo hizo con Monreal.


El distanciamiento es mayor de lo que muchos piensan.


La molestia obedece a que el zacatecano se prestó a intereses perversos de sus adversarios políticos.


Por esa razón, me dicen, ya cerró la puerta a los desayunos con frijoles zacatecanos, chilaquiles y queques en el palacio presidencial.


Y no se sabe cuándo volveremos a verlos juntos, tan sonrientes, al presidente y a su compañero de mil batallas.


Del secretario de Relaciones Exteriores no se habla de un distanciamiento, pero sí de que cada vez está más cerca de la despedida.


Haberlo exhibido sin cuidar las formas, es una confirmación de que está con un pie fuera del gabinete, por voluntad propia, no porque vaya a ser despedido.


¿La razón? Busca la candidatura presidencial. Incluso, desde el propio gobierno saben que ya existe una estructura ajena a la Cancillería trabajando ex profeso, sobre todo en materia de redes sociales.


De la fecha de su salida del gabinete no hay nada en concreto, sólo se sabe que será en el primer semestre del año.


Esa es la razón por la que el propio AMLO está tomando el control de los nombramientos de nuevos embajadores, entre ellos el de los priistas Quirino Ordaz y Claudia Pavalovich, que se confirmará en los próximos días.


***


Entre los visitantes asiduos a Palacio Nacional –léase los periodistas que cubren la fuente presidencial- llamó poderosamente la atención el hecho de que todo mundo apareció con cubre bocas un día después de que López Obrador anunció que dio positivo a Covid-19, desde el equipo de ayudantía hasta los secretarios de estado que asisten todos los días a las reuniones de gabinete.


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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Si tu enojo disminuye con el tiempo, cometiste injusticias; si aumenta, sufriste injusticias.” 


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