Alfredo González Castro
16/12/2022 - 7:37 HS
Concluye el 31 de diciembre la gestión de Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte, cuyo sucesor o sucesora debe tomar posesión del cargo el 2 de enero, en un ambiente que resultó contaminado por el Plan B de la Reforma Electoral, porque ahora resulta que será el máximo tribunal el que resuelva la viabilidad jurídica de tan polémico proyecto presidencial.
Y es que, por lo que anticiparon grupos de oposición, se aprestan para interponer recursos de inconstitucionalidad contra el paquete de cambios avalado por la Cámara de Diputados y, ayer, por el Senado, situación que, sin duda, me dicen en la Corte, influirá en la designación de su nuevo presidente.
Ayer mismo, una vez concluida la votación en el Senado, entre los ministros empezaron a correr comentarios sobre el polémico tema que dejan ver, nuevamente, una diversidad de opiniones y, por tanto, anticipan una votación dividida.
Del lado que se opondría a las reformas se encuentran los ministros Javier Laynez, Alberto Pérez Dayán, Luis María Aguilar y Norma Lucía Piña; mientras quienes están por avalar son Loreta Ortiz, Yasmín Esquivel y Arturo Zaldívar.
Quienes no han dado señales sobre el sentido de su voto son Margarita Ríos Farjat, Juan Luis González Alcántara y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Con eso y todo, resulta difícil anticipar si la Corte mantendrá los designios del presidente Andrés Manuel López Obrador o dará un revés al paquete de reformas que provocó un cisma en el Congreso de la Unión.
Por lo pronto, quienes aspiran a suceder a Zaldívar (Ortiz Mena, Esquivel y Ríos Farjat) deben actuar con pies de plomo. Por una parte, tendrán la presión de grupos de oposición encabezados por la alianza PRI, PAN y PRD, así como por MC y el grupo de Claudio X González, mientras que del otro lado están siguiendo sus pasos desde Palacio Nacional.
Las dos ministras y el ministro son en este momento los más perfilados para obtener la presidencia de la Corte, aunque existe una ligera ventaja de Gutiérrez Ortiz Mena porque es a quien mejor miran desde la Presidencia.
López Obrador lo percibe afín a la 4T y como el que más ha entendido los temas que le interesan, mientras que a Yasmín simplemente la ven cercana, pero no más.
Sobre Ríos Farjat tienen sus dudas porque, aunque es la ministra de Alfonso Romo, representa además los intereses de un importante grupo de empresarios del norte del país.
Esto deja ver que desde la Presidencia tienen bien mapeados a los ministros de la Corte y, hoy como otras veces, volverán estar bajo los reflectores creando una expectativa inusitada porque de su fallo dependerá que se materialice o no el sueño dar un acicate a la estructura y al marco legal que regula las elecciones y la vida de los partidos políticos.
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Con uñas y dientes defendieron ayer las cúpulas del PT y PVEM la modificación incluida en el Plan B para garantizar la “vida eterna” de la “chiquillada”.
En una encerrona que tuvieron con el titular de la Segob, Adán Augusto López, buscaron una salida política al tema, después de que AMLO amenazó con vetar la esa parte si no surge de un consenso entre Morena y sus aliados.
“Si no lo mejoran en la Cámara y me pasan a mí esto. Y considero que sí es una contradicción y que sí afecta, la veto”, sentenció el mandatario en la mañanera.
Lo que no dijo, es que desde la Segob trabajan para que acepten cambios y, en lugar de ser muchos partidos, incorporen su estructura a Morena convirtiéndose en un monobloque.
Algo difícil que acepten, porque se les acabaría un negocio del que han sobrevivido por muchas décadas tanto el PT, de Alberto Anaya, como el PVEM de Jorge Emilio González, porque han hecho de la comparsa al poder uno de los negocios más rentables de la política.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Incluso el animal más idiota tiene un mecanismo de supervivencia innato.”
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