Alfredo González
30/11/-0001 - 0:00 HS
Las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a la UNAM no son producto de la casualidad ni la ocurrencia. Detrás hay una lucha ideológica.
Lo que busca el primer mandatario con esta campaña, que inició hace algunos días, es incidir en la formación universitaria de los mexicanos, sacudir las estructuras que por décadas han dominado la vida académica del país y, sobre todo, modificar el modelo educativo en las principales universidades.
Quiere pasar de un modelo neoliberal a uno con un sentido más “socialista”, como el que implementó el presidente Lázaro Cárdenas, en cuyo centro de acción estaba la igualdad social y la defensa de la tierra.
La Secretaría de Educación Pública, a través de la subsecretaría de Educación Superior, a cargo de Luciano Concheiro Bórquez, elabora el nuevo modelo universitario que en su momento dará a conocer el Presidente.
Por ahora, me dice una fuente de Palacio Nacional, todas las baterías de AMLO están enfocadas en la máxima casa de estudios, en donde su cambio de rector (Enrique Graue) está programado para noviembre de 2023, pero le gustaría que se adelantara por no estar de acuerdo con sus directrices.
La estrategia incluye también a la Universidad de Guadalajara, que ha estado bajo el cacicazgo de Raúl Padilla y algunas generaciones de estudiantes, académicos y políticos que dominan en la actualidad la vida pública de la Perla Tapatía, incluidos prominentes miembros de Movimiento Ciudadano.
También pondrá bajo el escrutinio público a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, dominada por el Grupo Universidad, conocido también como la “Sosa Nostra”, en alusión a su líder Gerardo Sosa Castelán, recluido en el penal del Altiplano por delincuencia organizada.
En el caso específico de la UNAM, todo parece indicar que aquello de la autonomía le hace al Presidente lo que el viento a Juárez. Seguirá moviendo el avispero y, si eso deriva en un movimiento refundacional, es precisamente lo que busca provocar con sus críticas de los últimos días.
Quiere que gente vinculada a la 4T tome un papel más activo en esta incipiente batalla por el cambio del modelo educativo en las universidades, como en su momento lo tuvieron Martí Batres o Claudia Sheinbaum en el Consejo Universitario.
Incluso, en este ir y venir de nombres surgió el de Pablo Gómez y el del profesor John Ackerman, quien, en 2017, llevó a López Obrador como profesor invitado a la Facultad de Derecho de la UNAM. Esa es la razón por la que las críticas a la máxima casa de estudios y a sus cabezas seguirán en las conferencias mañaneras.
El Presidente no cejará en impulsar un cambio en el modelo educativo, porque las universidades se “hamburguesaron”, no estuvieron a la altura de las circunstancias y “permitieron las atrocidades del periodo neoliberal”.
Y como dice el filósofo... Nomeacuerdo: "La tarea del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos".
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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