Un grupo de legisladores de San Petesburgo, ciudad natal del presidente Vladimir Putin, ha pedido públicamente que se acuse al líder ruso de traición y se le destituya del cargo. 

La declaración del Consejo del Distrito Smolninsky llegó en forma de solicitud al parlamento ruso, la Duma Estatal. “Pedimos que inicien una acusación de traición contra el presidente de la Federación Rusa para destituirlo”, mencionan en su resolución. 

En su texto, los legisladores críticos enumeran las consecuencias negativas para el país que ha tenido la decisión de Putin de invadir Ucrania. Innecesariamente la pérdida masiva de vidas; innumerables hombres que regresan a su país como veteranos discapacitados; obstáculos para la economía nacional; aceleración de la expansión de la OTAN hacia el este.   

Los autores de la resolución admitieron que tenían nulas esperanzas de que su petición fuera atendida. Su valor es más bien simbólico: hacer saber a otros rusos contrarios a la guerra que no están solos en su sentimiento. 

La resolución contra Putin generó una reacción previsible: un día después de que se hiciera pública, la policía local comunicó a los legisladores que se enfrentaban a caros “debido a acciones dirigidas a desacreditar al actual gobierno riso”. 

Pero los legisladores de San Petesburgo no son los únicos que han elevado la voz. El consejo mundial de distrito Lomonosovsky de Moscú también ha aprobado una moción similar pidiendo la dimisión de Putin.  

“La retórica que ustedes y sus subordinados utilizan ha estado plagada de intolerancia y agresividad durante mucho tiempo, lo que al final ha devuelto a nuestro país a la era de la Guerra Fría”, dicen en su carta abierta. 

“Rusia vuelve a ser temida y odiada, volvemos a amenazar al mundo entero con armas nucleares. Le pedimos que deje sus funciones, ya que sus puntos de vista y su modelo de gobierno son irremediablemente anticuados y obstaculizan el desarrollo de Rusia y su potencial humano”.